Accidentes medioambientales más graves

por Humorgreen
Accidentes medioambientales más graves

Acción y Reacción, aplica en la física, la química, las relaciones humanas, leyes y por igual en la ecología. Lo que hacemos, tiene repercusiones, positivas o negativas, pero las hay. Por igual los eventos naturales, tanto por la acción de la Tierra como por el acoplamiento humano. De éstos últimos han surgido los accidentes medioambientales más graves que de manera directa e indirecta han afectado al común denominador.

El efecto dominó o el efecto mariposa sí existen en la naturaleza. Hilvanado también por los azares del destino o de cualquier deidad en la que se crea. Un accidente natural como un sismo, bien puede crear fisuras o desplazamientos en las autopistas o carreteras que se perciban en un suceso pernicioso tiempo después.

Algo que la investigación de los peritos y un Abogado Accidente Trafico tendrían que dilucidar para designar, delegar o exentar responsabilidades.

Mucho más la impericia, egocentrismo e incluso mala intención del hombre, que ha sido –lastimosamente- el mayor propulsor de los accidentes medioambientales más graves, que han terminado desplazando a la fauna, destruyendo a la flora, afectando las aguas y a los bosques, intoxicando el ambiente y haciendo que el propio hombre sucumba o se desplace de forma forzada.

Todo un compendio de situaciones que se siguen repitiendo tanto por la necedad de muchos, las intenciones sombrías de muchos otros para tomar provecho y la resignación y abandono de sí mismos de muchas personas, especialmente las más humildes, que se dejan pisar por las malas decisiones que nada tienen que ver con avances tecnológicos integradores.

He aquí algunas muestras de lo que decimos.

Accidentes medioambientales más graves

Accidentes medioambientales más graves

Cada año se suceden más ataques –de leves a severos- en distintas regiones; los mismos son llevados por las acciones de los vientos a otras regiones e incluso, son transmitidos por mamíferos, aves e insectos.

Pero en la historia de la humanidad, al menos situándonos en las eras más tecnológicas –siglo XX y siglo XXI- los que se han considerado sin duda alguna como los accidentes medioambientales más graves han sido:

Accidente nuclear de Chernóbil (1986): Surgido de una explosión en el reactor nuclear en Ucrania, que liberó material radiactivo en una escala masiva. Aún la zona está muerta y se considera que así será de por vida.

Contaminación en el delta del Níger: Diversos derrames de petróleo –por negligencia y terrorismo- que han tenido consecuencias catastróficas para la biodiversidad y las comunidades locales.

Accidente nuclear de Fukushima (2011): Un terremoto y tsunami provocaron una fusión parcial del núcleo de la central nuclear en Japón. Aunque las autoridades subsanaron, a la fecha persisten las consecuencias en lo que respecta a dónde desechar el material radiactivo.

Vertido del petrolero Exxon Valdez (1989): Un derrame de petróleo en Alaska que afectó gravemente a la vida marina y las costas. Ha sido una de las referencias más dantescas y repetidas de cómo se destruye un ecosistema por impericia y soberbia.

Desastre de Bhopal (1984): Una fuga de gas tóxico en India que resultó en miles de muertes y lesiones prolongadas. Al día de hoy es una zona muerta, pero personas pobres y sin hogar toman el riesgo de habitar allí hasta sucumbir.

Desastre ecológico del Love Canal (1970s-1980s): Contaminación por residuos tóxicos en Nueva York que afectó a la salud de la comunidad local. Uno de los casos más mediáticos, que detono –para bien-, los métodos de resguardo de toda forma de vida, por encima de los intereses corporativos. Instó a la búsqueda de cómo desechar ese material de manera lógica y humanista.

Desecación del Mar de Aral: Uno de los desastres ambientales más grandes causado por la desviación de ríos para proyectos de irrigación. Es de los accidentes medioambientales más graves, impulsados por el ego de querer canalizar vías de agua, que tarde o temprano retoman su cauce sin importar el progreso humano.

Enfermedad de Minamata (1950s-1960s): Envenenamiento por mercurio en Japón que afectó a miles de personas y la vida marina. Fue la última ocasión (antes de Tokaimura y Fukushima) en que el país nipón permitió transgredir a la naturaleza, por avances tecnológicos.

Accidente de Three Mile Island (1979): Considerado entre los accidentes medioambientales más graves, como el peor ocurrido en suelo norteamericano, incluso sin haberse sucedido una fuga masiva de radiación.

Incendios de los pozos de petróleo de Kuwait (1991): Durante la Guerra del Golfo Pérsico, la quema de pozos de petróleo tuvo un gran impacto ambiental, entre ellos, aumento de la temperatura ambiental que se sigue manteniendo, en concordancia con los cambios terrestres inherentes al cambio climático.

Accidentes en la central nuclear de Tokaimura (1999): Accidentes nucleares en Japón que expusieron a trabajadores a niveles letales de radiación, como por igual a un radio de 120km a la redonda, aproximadamente.

Desastre de Seveso (1976): Uno de los accidentes medioambientales más graves acontecidos en Europa; este  accidente industrial en Italia liberó una nube tóxica de dioxina.

Derrame de petróleo en golfo de México (2010): El derrame de la plataforma Deepwater Horizon es uno de los mayores desastres marinos, del cual se siguen teniendo consecuencias en el Océano Pacífico y Mar Caribe.

Incendios forestales en Chile (Antofagasta): Se han registrado casi que de manera bianual, afectando no sólo al país, sino a Perú y Brasil hasta donde ha llegado la humareda y la migración de especies aviares y mamíferos, que no pueden congeniar en otros ecosistemas, propulsando su disminución y peligro de extinción.

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