“Romero gastó su salud haciendo dinero durante su juventud; y ahora, allí va Romero, luego de no tener salud, solo y sin dinero, dentro de un ataúd”. Así dice una muy parafraseada enseñanza latinoamericana sobre el dinero y el cuidado personal que bien cabe a colación en nuestra premisa sobre el evitar que las deudas te quiten la salud.
Porque el abandono es una forma de perder, tanto física como anímicamente. Es un legado negativo que se reflejará dolorosamente en tus familiares y amigos. Es no creer en ti y tu resurgir, que tan viable es.
Si existen metodologías para hacer que las deudas se cancelen y queden en el pasado, pudiendo reconstruirte, como de común en predios legales y redes sociales obtiene la ley segunda oportunidad opiniones a favor de su reconstrucción, ¿Por qué te vas a echar al abandono, en especial con el mayor de los dones del ser humano como lo es la salud?
Contenido
Evitar que las deudas te quiten la salud
Comencemos con una máxima en la que usted ha de basar todo en su vida: Si antes de la deuda, usted podía solventar, resolver, generar ingresos, ingeniarse, recibir apoyo, ¿Por qué no lo va a poder hacer ahora que tiene una o varias deudas?
Si está en el pleno de sus posibilidades cognitivas, cognoscitivas y físicas, ¿Cómo ha de dudar de que pueda recuperarse?
Queda pues recordarle que lo bueno que haya hecho una vez, queda para siempre. Y que lo malo o erróneo, voluntario o no, quizás atraído por terceros, por muy incómodo y decepcionante que sea, debe ser limpiado en vida.
Por ende, has de evitar que las deudas te quiten la salud y derriben tu confianza, tu capacidad para planificar, tu sentido del tiempo, la resiliencia que habita en ti y sobre todo, tu astucia.
Sí, debemos hacer énfasis en la astucia, porque ella (sin malicia), es una manera pícara y reconstructiva para lidiar con el agobio de tener acreedores encima y además, correr con los gastos naturales de la vida cotidiana.
Ser astuto te permite sacar una idea de aquí, dilatar una acción acá, poder economizar aquí, saber cuándo y en cuánto vender aquello (o si es necesario venderlo) y en quienes confiar, tanto en tu entorno inmediato, como en la asesoría legal o recursos bancarios y/o de préstamo que puedan ayudar a paliar una situación, sin atraer otras igual de negativas.
Esa astucia te irá diciendo y haciendo sentir que puedes salir de ello, incluso en los momentos en que te puedas humanamente quebrar. Lo importante es insistir en que puedes salir de la situación, no soñando o esperando, sino actuando sin apegos a las cosas reemplazables, sino apegos a tu gente y a ti mismo.
¿Qué ganas si te cuidas?
Además del pago (pronto o tardío) de las deudas y la recomposición de tu manera de actuar (aunque corregida, porque de seguro no incurrirás más en estos errores, ya que aprendiste a evitar que las deudas te quiten la salud), vas a ganar el no tener:
- Pesadillas, alucinaciones, depresión y/o ataques de ansiedad.
- No sufrirás los efectos físicos y anímicos por encolerizarte ante tus errores.
- Las fiebres, jaquecas, dolores de cabeza, serán nulas.
- Los dolores abdominales, diarreas, falta de apetito, disminución de peso, úlceras, obstrucción intestinal y sus afectaciones colaterales, no existirán.
- Tu autoestima, con tan sólo haberte ocupado en evitar que las deudas te quiten la salud, se verá reforzada por un baño de realidad que te harán recomponer tu manera de pensar y actuar. De hacerlo positivamente, darás un ejemplo silente a otros, que de seguro, te hará sentir mejor.
Por lo tanto, al evitar que las deudas te quiten la salud
Renuevas a tu sistema nervioso central, gastrointestinal y recompones tus actitudes y aptitudes a la vez.
Tan solo, busca asesoría para la cancelación de las deudas. No te dejes presionar de manera inclemente por el tiempo y los acreedores, siempre hay maneras legales de aminorar el impacto en los pagos, en especial cuando colocas toda la disposición para que ello se concrete.
Y recuerda, no tienes que pasar por una experiencia así, ya que evitar que las deudas te quiten la salud debe ser una alegoría a minimizar siquiera la intención de endeudarse por no saber administrarse, tomar riesgos innecesarios o no prever o no tener fondos para los imprevistos.
Pero sobre todo, déjate ayudar, tanto financiera, administrativa y espiritualmente por profesionales y amigos cuyos interés sea tu recomposición. Ese fardo no se lleva solo, la salud es tarea de todos.